
CUANDO EN PALO SANTO LA LUNA PARECÍA UN INMENSO MERENGUE Y LAS ESTRELLAS MILES DE PEQUEÑOS CONFITES EN UN CIELO DE CHOCOLATE… . Por aquellos tiempos,… un poco después del anochecer, ella solía pasar por frente a casa… . Sin duda era una mujer hermosa, que debía tener entonces unos treinta años de edad. .
La brisa nocturna acariciaba su larga melena castaña, casi rubia… y sus ojos eran verdes, muy verdes, pero de un verde extraño, misterioso, con algo de mágico, podría decirse,… un verde cuya belleza recordaba a esa coloración casi metafísica que suele existir en lo más profundo y fantástico de nuestros bosques tropicales en determinados meses del calendario… . Un verde que recordaba al canto de miles de pájaros y al perfume maravilloso de las flores salvajes del monte… . La luz algo tenue del foco de la esquina, atravesando las sombras nocturnas, realzaba aún más la delicada hermosura de sus rostro, un rostro, lindo (tal vez muy lindo)… y también resaltaba la muy bonita silueta de su cuerpo,… escondido tras un vaquero azul y una remera roja,… de su cuerpo que se dibujaba entre esas luces y sombras de alguna de esas noches de primavera. . Yo nunca la había visto antes, aunque ella sí parecía conocerme,… o, a lo mejor aún sin conocerme, cuando pasaba, lo mismo me saludaba diciendo “hola… ¿cómo estás?”… . Y cuando saludaba, sonreía,… con una sonrisa alegre,… feliz,… de sincera alegría,… que tenía algo de musical, transparente y cristalino,… una sonrisa muy especial, muy linda,… demasiado linda… porque,… de verdad,… su sonrisa era toda una poesía… . Pero,… ¿Quién sería la señora aquella, que todas las noches pasaba,… me decía “hola” y me regalaba la magia de su sonrisa?... . . . . Nunca lo supe... . . . . Nunca lo supe… tampoco nunca hablé con ella… . ¿Se trataría de alguno de esos contactos que uno tiene por internet, con personas con las cuales después nunca se llega a conversar personalmente?... . ¿o… quizás alguna chica que me escuchaba por radio, cuando yo tenía un programa aquí, en una F.M. de Palo Santo?... . Sinceramente… nunca recordé nada… . Lo cierto es que ella solía pasar (hace años ya) por mi esquina, con su larga melena rubia,… con su vaquero azul y su remera roja… Pasó durante unas tres semanas… o quizás un mes,… siempre en esas noches tibias de primavera, a la hora en que, en Palo Santo la luna parecía un enorme merengue y las estrellas eran como miles de pequeños confites en un cielo de chocolate… . Después desapareció… No la volví a ver jamás… Probablemente no vivía en Palo Santo… y al final se fue… . Pero,… cosa extraña,… anoche, muchos años después, cuando mi inconsciente navegaba por el mundo de Morfeo, su recuerdo volvió a mi memoria… y,… mientras dormía, yo soñé con ella… . Soñé que volvía a pasar frente a mí, en una noche tibia de primavera,… y que en Palo Santo la luna volvía a parecer un inmenso merengue y las estrellas volvían a ser como miles de pequeños confites en un cielo de chocolate… y soñé que con aquella misma voz musical, transparente, mágica y cristalina,… ella me decía nuevamente: “hola,... ¿como estás?”,… para luego continuar caminando hacia el oeste,… en dirección a las tierras donde, cuando termina el día, suele irse a morir el sol… . . . . ¿Quien era?... . . . . ¿Por qué la habré soñado?... ¿significará algo ese sueño?... . ¿Quién era?... ¿cómo se llamaba?... . Y,… si la chica no era de nuestro pueblo,… ¿de dónde vino?... a dónde se fue?... . ¿Dónde estará?... ¿qué habrá sido de ella? . . Palo Santo, mayo de 2.015. . . Ramon Godoy
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